Para saber negociar hay que saber negar. No es posible negociar solo diciendo que SI, para negociar se deben escuchar muchos NO y de vez en cuando algún SI. Podríamos muy bien decir que negociar es el arte de saber decir que NO, con el objetivo de que al final del proceso poder decir un SI que cumpla nuestra expectativas. Sin embargo esto es un gran problema para la mayoría de los occidentales, pues decir NO se asocia con “lo malo”, y a nosotros se nos ha enseñado desde pequeños que debemos “ser buenos”. En nuestro mundo políticamente correcto, decir NO implica ser intransigente, intolerante, desconsiderado, mal amigo, traidor, codicioso, miserable, avaro, mezquino, insolidario, etc... y la lista sigue y sigue, en cambio decir SI equivale a todo lo bueno, esplendido, solidario, buen amigo, comprensivo, tolerante, considerado, etc..
Con el paso de los años nuestro subconsciente termina “programado” para decir SI con gran facilidad, y por el contrario evitamos de todas las formas posibles el tener que decir un NO, pues nos visualizamos a nosotros mismos como un ser despreciable, por el hecho de decir que NO. Revertir este proceso de programación del subconsciente toma cierto tiempo, pero definitivamente es algo que
debemos hacer.
El Si no es bueno, ni el NO es malo.
El SI y el NO, tienen que dejar de ser valores absolutos en nuestra mente para convertirse en relativos, ya que todo depende de lo que se esté tratando. Una chica que le diga SI a todos los chicos con que se encuentre, tarde o temprano terminará muy mal, igualmente si solo dice NO llegará a los 70 años sola. Cada cosa tiene su lugar y su momento, al igual que el SI y el NO, tienen su lugar y su momento dependiendo de las circunstancias. Además debemos saber que el SI y el NO simplemente son los extremos de nuestras opciones, podemos pensar en ellos como el blanco y el negro que también son los extremos, pero entre ellos existen una infinidad de grises. Estos grises serían lo SI condicionados o los NO condicionados.
Sentimos vergüenza... al decir que no
Como consecuencia de esta “programación” que venimos sufriendo a lo largo de la vida (en este mundo tan políticamente correcto), llegamos al punto en que sentimos vergüenza cuando decimos que NO. El que nos ocurra esto es una gran tragedia, ya que nos impide defender nuestros intereses adecuadamente, y nos convierte en víctimas indefensas de los que no tienen este tipo de problemas. Lo peor que nos puede ocurrir es que la otra parte se dé cuenta que sentimos vergüenza al decir NO, pues este lo aprovechará en nuestra contra y estaremos perdidos. Existen muchas formas con las cuales decir que NO, sin tener que utilizar esta palabra casi proscrita en nuestra cultura. De hecho en muchos países asiáticos son unos maestros en el arte de decir NO sin recurrir a esa palabra
Ver también... ¿ Porqué es tan importante el BATNA ?
No hay comentarios:
Publicar un comentario