Uno de los mal entendidos muy extendidos que nos dificultan negociar adecuadamente, es la idea de que si uno negocia automáticamente se convierte en un "busca-líos", y por ello con toda seguridad perderá sus amistades y su reputación quedara seriamente dañada. El miedo a perder los amigos o ganar mala reputación es lo que hace que muchos cedan demasiado en las negociaciones, concediendo lo que la otra parte exige (aunque legítimamente nos corresponda a nosotros y no al otro), perjudicándose de esta manera a si mismo de manera irreparable. Esto es un error que no debemos cometer, no debemos tener miedo a defender nuestros intereses negociando lo mejor que podamos o sepamos.
En realidad lo que sucede al final de las negociaciones es precisamente todo lo contrario. Todos los grandes negociadores con el tiempo adquieren un halo de prestigio, su reputación aumenta, y en vez de perder amigos en realidad los ganan. Ahora todos les sonríen mas que antes, ya que todo el mundo quiere apostar al caballo ganador.
Negociando definimos nuestra vida
Gran parte de lo que actualmente somos o tenemos, tiene mucha relación con lo que hemos estado negociado en años anteriores. Negociando nosotros definimos quien seremos, donde viviremos, con quien estaremos, en que entorno nos moveremos, e inclusive si seremos respetados o NO ! Es por ello que es tan importante aprender a negociar con efectividad "lo antes posible". Pues los efectos de esas negociaciones se manifiestan de forma acumulativa, hasta que al final afectan todos los aspectos de nuestra vida.
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